Los padres de hijos únicos han de tener una mayor conciencia de cómo debe ser educado su hijo, sabiendo qué problemas se deben sortear. Los niños son listos y el hijo único no tarda en percatarse de su situación de privilegio, con una vida llena de atenciones y mimos de todo tipo, que sin duda le pueden convertir en una persona débil e insegura. Ha de realizarse una gran labor educadora para que no se convierta en un niño demasiado apegado a sus padres o de carácter caprichoso e inmaduro.
Algunas facilidades para atenderle:
La ventaja que tiene ser hijo único es que los padres pueden destinar todos sus recursos, tanto personales como materiales, a la educación de ese niño. Es más fácil marcarse los objetivos y planes de acción de mejora sólo de un hijo, que de varios a la vez. Para tratar de conseguir mantener aspectos indispensables para su educación como la paciencia, el tiempo y la dedicación es más fácil si solamente se tiene que educar a un niño.
Los mitos del hijo único:
Existe una serie de mitos que, en ocasiones, hacen referencia a los niños únicos y que no tienen por qué ser ciertos, siempre y cuando los padres hayan llevado un estilo educativo y con pautas adecuadas para evitarlo. Los mitos a los que nos referimos pueden ser:
Egocéntrico: si están acostumbrados a que todo el mundo esté pendiente de ellos y a que todo lo que les rodea sea para ellos.
Egoístas: a veces tienen todo lo que quieren, en lugar de todo lo que les conviene.
Consentidos: no están acostumbrados a un “no”, porque siempre consiguen lo que piden.
Caprichosos: al tener todos los recursos en su mano, logran manipular la situación para que en ningún momento les falte lo que quieren y piensan que la vida va a ser siempre así.
Mimados: por ser únicos, a veces, están en una burbuja en la que sólo reciben afectos positivos y pocas veces negaciones y riñas.
Errores comunes:
Cuando los padres tienen tiempo para dedicarse de manera plena a su hijo porque no hay otros niños que demandan su atención, a veces caen en el error de la sobreprotección, de darles todos y de hacer todo por ellos. Hay que tener claro que no porque tengamos mayo capacidad o recursos, tanto de tiempo como de dedicación o de recursos materiales, vamos a educar mejor a los niños. A los hijos habrá que darles sólo lo que necesiten, ni más ni menos. Dentro de esa necesidad, lo más importante es la atención. Los niños necesitan ser atendidos, pero no ser sustituidos. Tenemos que hacerles autónomos, ponerles en situaciones de esfuerzo, que vean que las cosas suponen un sacrificio, aunque realmente para nosotros sea fácil darles lo que necesiten.
PARA PENSAR:
- Los padres del hijo único debemos estar atentos a compensar la excesiva convivencia del niño con los adultos, haciendo lo posible para que se relacione con pequeños de su misma edad.
- Se han de dosificar los agasajos, mimos. A veces los abuelos, los tíos y los propios padres se exceden en alabanzas y blanduras que sólo contribuyen a debilitar o reducir la confianza en sí mismo.
- Especialmente se han de poner sumo cuidado en no caer en la tentación de hacerle aquellas cosas que él mismo puede hacer por sí solo.
Y ACTUAR:
- El contacto con los niños de su edad es muy importante para la socialización de los hijos, por lo que puede procurarse el que se relacione, quizá con mayor frecuencia que en otros casos, con los primos o familiares. En estas visitas, hay que procurar no entrometerse demasiado en los enfados, dejándoles que se las arreglen solos, actuaremos cuando lo veamos necesario únicamente.
0 comentarios